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Jueves 28 de marzo de 2024
Salvador Cienfuegos y Garc�a Luna, juzgar sin encuestas

Actualizado: 2020-10-18
Salvador Cienfuegos y Garc�a
Luna, juzgar sin encuestas

Rafael P�rez C�rdenas

Las detenciones del general Salvador Cienfuegos Zepeda, ex Secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno de Enrique Pe�a Nieto, y de Genaro Garc�a Luna, el poderoso Secretario de Seguridad P�blica durante el calderonismo, han dejado al Presidente L�pez Obrador varias y preocupantes lecturas, adem�s de una lecci�n contundente: la impartici�n de justicia no requiere encuestas.

La lectura m�s superficial se�ala que ambas detenciones fueron hechas por las autoridades de los Estados Unidos y no por el gobierno de M�xico. Esto no es un agravio para el Presidente L�pez Obrador, sino que por el contrario, refuerza su discurso de la corrupci�n delincuencial del pasado sin tener que enfrentarse al Ej�rcito y tener que iniciar juicios en los que no tiene las pruebas suficientes. Adem�s, es una carta bajo la manga en materia electoral y tratar de recuperar la aprobaci�n de su administraci�n.

El inicio de los gobiernos civiles no represent� una derrota para los generales de la revoluci�n, sino que por el contrario, les represent� una condici�n de privilegio donde el Ej�rcito se convirti� en una instituci�n intocable para el Presidente y la sociedad civil. Por d�cadas han gozado de la impunidad que s�lo se ha disimulado con casos aislados en que algunos miembros de la tropa han sido procesados, nunca hasta hoy un general de cuatro estrellas.

Por eso, una de las ventajas de que la detenci�n de Cienfuegos fuera hecha por Estados Unidos, es que L�pez Obrador no tuvo la necesidad de acusar a un militar de alto rango de narcotr�fico, ya que eso hubiera significado romper el pacto que existe con el Ej�rcito; la detenci�n lo enfrentar�a con grupos al interior de esa instituci�n que no se creer�an que estuviera combatiendo la corrupci�n.

En efecto, la polarizaci�n que se vive en M�xico hubiera provocado que ambas detenciones fueran se�aladas de una venganza personal y una persecuci�n pol�tica del Presidente contra Calder�n y Pe�a, adem�s de que los juzgadores militares y las autoridades ministeriales se hubieran visto sometidas por todos tipo de presiones, lo que tarde o temprano hubiera resultado en su liberaci�n, como suele suceder con los casos del pasado reciente.

Pero es mucho m�s complejo que la renta pol�tica y electoral que pueda obtener el Presidente. Si bien la de Salvador Cienfuegos se trata de la detenci�n del ex militar de m�s alto rango en M�xico, no es la primera ocasi�n en que un mando del ej�rcito es detenido. Y esto implica que el Ej�rcito habr�a estado por muchos a�os en la ruta del crecimiento exponencial de los c�rteles de la droga.
En 1997 fue detenido Jos� de Jes�s Guti�rrez Rebollo, quien era director del Instituto Nacional de Combate a las Drogas, bajo cargos de haber facilitado el trasiego de drogas a Estados Unidos del C�rtel de Ju�rez, la organizaci�n criminal dirigida por el capo Amado Carrillo Fuentes, �El Se�or de los Cielos�. En 2002, los generales Humberto Quir�s Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro fueron juzgados y sentenciados a 15 a�os de prisi�n, por sus presuntos nexos con el C�rtel de Ju�rez y por su participaci�n en la llamada �Guerra Sucia� en Guerrero, cuando combatieron a las guerrillas de Genaro V�zquez y Lucio Caba�as.

Adem�s, se cuentan por decenas los episodios donde cuerpos policiacos y militares se han enfrentado en refriegas por la protecci�n de alg�n capo o los miembros de un c�rtel, como sucedi� hace a�os en el llano de la V�bora en Veracruz. Son muchos los soldados que han sido acusados no s�lo de proteger sino hasta de trasladar la droga en los puntos de mayor conflicto en el pa�s.

La otra lectura es que el gobierno de los Estados Unidos siempre tiene m�s informaci�n que M�xico en materia de narcotr�fico. Siempre ha sido as� y de ah� deriva su desconfianza en los mandos castrenses, a pesar de que el propio general Cienfuegos fue reconocido por el Pent�gono hace apenas un par de a�os.

Ambas detenciones se informaron al gobierno de L�pez Obrador una vez que se hab�an consumado, aunque el Presidente quiere sugerir lo contrario. El gobierno de Estados Unidos no conf�a en el de L�pez Obrador como tampoco ha confiado en las administraciones anteriores. No son prejuicios pol�ticos, es inteligencia militar.

�Qu� har� L�pez Obrador ahora que ha entregado una buena parte de su gobierno al Ej�rcito? �Qu� pasar� ahora que el Ej�rcito controla, por ejemplo, los puertos y aeropuertos del pa�s, el principal acceso de drogas y contrabando? �Qu� har� el Presidente cuando se descubra eventualmente manejos irregulares en la construcci�n de las obras que se le han asignado al Ej�rcito?

Por lo pronto, el gobierno de los Estados Unidos ya nos demostr� que para impartir justicia no se necesitan de encuestas, se necesitan de datos de prueba y de una investigaci�n s�lida.

Las del estribo�

1. De confirmarse los resultados electorales en Coahuila e Hidalgo, significa que el hartazgo por Morena es mayor que el enojo por la corrupci�n del PRI. Ya no sirve del discurso de culpar de todo al pasado. Ahora veremos a un L�pez Obrador m�s intolerante, asediando al INE, concentrando m�s poder y presupuesto, persiguiendo a los adversarios y censurando a los medios. Haciendo las cosas que han devuelto un inimaginable carro completo al PRI
2. El morenismo jarocho estuvo de fiesta. Este fin de semana en el sal�n Ameyali de Xalapa contrajo nupcias Pedro Arturo L�pez Obrador con Mar�a del Carmen Rey Cedillo. Pese a lo que cobra Margarita La Diosa de Cumbia, lo cierto es que no se trat� de una ceremonia fastuosa; no asisti� el Presidente, la nueva clase pol�tica del pa�s ni los empresarios favoritos del r�gimen. Acaso lo m�s connotado de la moralla local. La familia no est� para m�s esc�ndalos.


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