Xalapa, Ver. (AVC/Perla Sandoval) Con velas encendidas, banderas multicolor y la imagen de Alexis Noé Velázquez Delgado, una joven trans asesinada en Emiliano Zapata, integrantes de la comunidad LGBT+ y representantes de la Iglesia Anglicana alzaron la voz para exigir que el transfeminicidio sea tipificado como delito en el Código Penal de Veracruz. La protesta partió del memorial de víctimas LGBT+ en la colonia Araucarias, frente al Panteón Palo Verde, con el nombre de Alexis como centro de una exigencia mayor: reconocer el odio por identidad de género como violencia de género. “El transfeminicidio es real, tiene cuerpo, tiene muchos nombres lamentablemente, pero hoy uno de ellos es Alexis”, expresó Mavis Cid, directora de Orgullo Xalapa, al tomar el micrófono. Un vacío legal que deja fuera a las mujeres trans Cid denunció que Alexis “soñaba, vivía y resistía, pero fue asesinada por atreverse a vivir en su identidad trans en un mundo que aún castiga la diferencia con muerte”. La activista cuestionó que el Código Penal de Veracruz no reconoce a las mujeres trans dentro de la figura de feminicidio, lo que deja sus crímenes fuera del marco de justicia con perspectiva de género. “El código penal actual nos deja fuera, nosotras quedamos en un limbo donde nuestros asesinatos no son reconocidos como crímenes de odio por razones de género”, reclamó. En un llamado directo a las autoridades, preguntó: “¿Acaso nuestra sangre vale menos, acaso nuestras vidas no cuentan?” Y exigió: “Queremos justicia con nombre y apellido. Queremos leyes que nos protejan”. El transfeminicidio debe existir en la ley para ser castigado La protesta concluyó con una oración dedicada a Alexis. “Hoy oramos por Alexis pero mañana y todos los días seguiremos luchando para que su muerte no haya sido en vano”, dijo una participante. “El transfeminicidio existe, debe nombrarse y debe castigarse”, enfatizó. El acto, cargado de simbolismo, subrayó que cada crimen contra una persona trans representa una falla del Estado, que por omisión o indiferencia, permite que estas violencias se repitan sin consecuencias claras. “No queremos más altares en las calles. No queremos más nombres en nuestras listas. Queremos justicia viva, no memoria póstuma”, concluyeron.
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