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lunes 15 de septiembre de 2025
   
La belleza en lo crudo, la mirada del fotógrafo Aristeo Jiménez
La belleza en lo crudo, la mirada del fotógrafo Aristeo Jiménez
AVC/Noticias �.  
2025-09-15.- El fotógrafo Aristeo Jiménez retrata la belleza en lo crudo de la vida urbana y popular, creando memoria visual desde los márgenes de Monterrey.


Xalapa, Ver.- (AVC) Nacido en 1960 en San Luis Potosí, pero formado en Monterrey, Aristeo Jiménez ha construido una trayectoria marcada por la mirada hacia los márgenes sociales. Llegó a los ocho años a la colonia Moderna, en un Monterrey aún industrial. Ese entorno lo definió: “Siempre viví en los barrios bajos de la ciudad y mucho de mi obra tiene que ver con mi entorno social, la clase obrera y la clase popular”.

Su formación académica incluyó estudios en Artes Visuales en la UANL y diseño de indumentaria, además de un paso como fotorreportero en El Porvenir y Norte de Monterrey. Con el tiempo, sus imágenes viajaron a Los Ángeles, Nueva York, Madrid, París y Roma, además de aparecer en revistas como Cuartoscuro y Luna Córnea.


El fotógrafo es uno de los invitados al festival internacional de fotografía distancia focal que ser realiza en agosto y septiembre de este 2025. 

La fidelidad al negativo

En entrevista para el podcats del Festival Distancia Focal contó que desde sus inicios, Jiménez ha trabajado con fotografía análoga. “Toda mi vida he trabajado con negativo. No me adapto muy bien a lo digital”, reconoce. Aunque realizó una serie digital con el proyecto Carretera 57, afirma que sus compradores siguen valorando la impresión en plata gelatina. “Si no es plata gelatina, no te compran la foto. No aceptan lo digital, no le dan el mismo valor”.

La Coyotera y los barrios populares

Uno de los escenarios que más ha retratado es la Coyotera, barrio de prostitución de Monterrey fundado en los años cincuenta. “Yo no llegué como fotógrafo a descubrir ese mundo, yo viví ahí. Desde niño vendía periódicos y boleaba zapatos en la Coyotera. No más hice fotos de mi entorno social”.

Para Jiménez, ese registro es también una memoria de la ciudad. “Muchos niegan que existieran esos barrios, pero ahí están mis imágenes. Si otros fotógrafos no lo hicieron, fue su problema”.

Influencias y estilo

El cine fue otra de sus escuelas. Proyectó películas en una sala de Monterrey durante los años setenta y se acercó al movimiento urbano de aquella época. Una visitante le regaló su primera cámara, con la que inició su archivo personal en blanco y negro.

Más tarde, en la Ciudad de México, conoció la obra de Manuel Álvarez Bravo y fue alumno de Graciela Iturbide. De ellos tomó el valor de hacer de la fotografía un poema visual. “Nunca me ha gustado la foto oportunista. Una foto de un indigente puede impactar, pero se aprovecha de su miseria. Yo busco la poesía en lo crudo”.

La belleza en lo crudo

Jiménez sostiene que su trabajo es encontrar la estética en los márgenes: “¿Para qué fotografiar lo bonito si ya está bonito?”. Prefiere los contrastes: “Me gusta la mentira, la fachada, la apariencia. Monterrey es la ciudad de las apariencias, de la doble moral, y eso me gusta retratar”.

En sus imágenes, lo feo se transforma: “Un cerdo colgando de un árbol es, para mí, una poesía. Lo vivo y lo muerto en una misma escena”.

La persistencia de la memoria

Su proyecto más reciente, La persistencia de la memoria, lo llevó a reconstruir escenas de su infancia en la colonia Moderna y en cantinas desaparecidas. “Muchas imágenes ya no existían, tuve que recrearlas con objetos y escenarios. Es mi manera de revivir lo que vi de niño”.

Para él, la recreación no es falsificación, sino continuidad: “En la fotografía todo se vale. Muchas de mis imágenes de juventud ya eran recreadas. Ahora asumo ese camino de manera consciente”.

Una nueva etapa

A sus más de 60 años, asegura que vive el mejor momento de su carrera. “Después de cumplir 60 me di cuenta que tenía madurez. Ahora quiero hacer mis mejores imágenes, con lo que me resta de vida”.

Trabaja en una exposición que se presentará en la Ciudad de México y en la feria París Photo, con series que mezclan retratos y objetos, y donde incluso aparecen alusiones a Marilyn Monroe.

Fotografía como salvación

Jiménez considera que la cámara le permitió encontrar un rumbo en medio de un contexto adverso. “La fotografía me salvó de ser político, pistolero o líder de barrio. Me salvó de muchas cosas que yo odiaba. Si me hubiera dedicado a otra cosa, quizá no estaría vivo”.

Hoy comparte su experiencia en encuentros con jóvenes, convencido de que la clave no está en la técnica, sino en la cultura visual: “La fotografía no es solo la foto. Hay que ver pintura, cine, literatura y teatro para crear un lenguaje propio”.

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