Poza Rica, Ver.- (AVC/Misael Olmedo/Rolando Ramos) Un día después de la inundación provocada por el desbordamiento del río Cazones, Poza Rica, una ciudad de más de 189 mil habitantes, enfrenta una de las peores emergencias de su historia.
Caminar por sus calles es avanzar entre lodo, basura y los restos de vidas arrastradas por la corriente.
Los sectores más afectados parecen zonas de guerra: autos volcados, casas cubiertas de fango, comercios destruidos y escuelas irreconocibles.
En la avenida Puebla, paralela al río, donde se ubican el Soriana, la Central de Abastos y la Central de Autobuses, el agua llegó hasta los techos.
“Ahí fue donde encontré los carros que terminaron quién sabe dónde, porque flotaron”, cuenta Saulo García Llias, habitante de Poza Rica, mientras observa los escombros.
Colonias enteras devastadas
Miles de familias realizan, por cuenta propia, las labores de limpieza y rescate de lo poco que quedó.
Colonias como Morelos, Ignacio de la Llave, Granjas, Palmasola, 27 de Septiembre, Floresta, Los Laureles, Magisterio, México, Lázaro Cárdenas, Independencia, Manuel Ávila Camacho, Gaviotas, Villa de las Flores y Florida se cuentan entre las más afectadas.
Algunos vecinos aseguran que todavía hay personas atrapadas en los techos, en puntos de difícil acceso.
Entre lágrimas, muchos narran cómo lo perdieron todo; otros, intentan mantener el ánimo: “Nos quedamos sin casa, pero seguimos vivos”, repiten para darse fuerza.
“Buscamos algo de esperanza”
En las inmediaciones del Soriana, hombres, mujeres y niños remueven el fango con palas improvisadas.
“Estamos buscando entre lo que quedó… hay cosas que pueden servir, pero sobre todo buscamos algo de esperanza”, dice Saulo García, mientras levanta una caja empapada de lodo.
Cada objeto rescatado se convierte en símbolo de resistencia. La escena se repite en toda la ciudad: familias que limpian, jóvenes que ayudan, vecinos que comparten comida y agua.
Escuelas y refugios bajo presión
La Escuela Secundaria General Federal No. 2 amaneció devastada. El agua arrastró automóviles desde una agencia Nissan cercana y los depositó dentro de los salones.
“El agua se llevó todo. Nos llevará semanas o meses volver a levantar la escuela”, dice Lucía Zepeta, trabajadora del plantel.
Mientras tanto, más de 700 personas permanecen en refugios temporales, aunque algunas decidieron regresar a sus casas por falta de alimentos.
Autoridades de los tres niveles aseguran que el Plan de Atención a Desastres continúa en marcha, pero piden paciencia ante la magnitud del daño.
Río fuera de control y creciente número de víctimas
De acuerdo con la Conagua, el río Cazones alcanzó niveles superiores a los ocho metros, arrasando con todo a su paso.
En varias zonas aún hay vehículos volcados y apilados, prueba del poder de la corriente.
Aunque oficialmente se reportan cuatro personas fallecidas, ciudadanos aseguran que siguen apareciendo cuerpos conforme el agua desciende, lo que podría cuadruplicar la cifra oficial.
“Estamos encontrando más personas entre los carros y el lodo… esto no ha terminado”, comenta un rescatista voluntario.
Una ciudad que resiste y pide ayuda
Entre el dolor y el cansancio, Poza Rica se aferra a la esperanza.
Vecinos piden a la ciudadanía donar víveres y artículos básicos en los centros de acopio habilitados.
“Necesitamos agua, comida, ropa limpia. Todo ayuda. No tenemos nada, pero seguimos de pie”, dice una madre de familia mientras barre el fango frente a su casa.
