Misantla, Ver.- (AVC/Verónica Huerta) Para celebrar el viacrucis de Jesús, los feligreses de la parroquia de la Asunción en Misantla se preparan con tres meses de anticipación de manera espiritual y física para representar la pasión de camino al calvario.
Son 60 feligreses entre hombres y mujeres los que participan en la representación de la pasión de Cristo, los cuales se reúnen por 90 minutos tres veces por semana.
En su mayoría son personas de colonias de la periferia y de comunidades de Misantla, que llegan hasta la parroquia de La Asunción en espera de que los escojan para participar como parte del pueblo de Jerusalén.
Carlos Parrazal Ricoi, profesor en Educación Física se define como un hombre de fe católica, con familia, y aunque desde hace tres años intentó hacer el personaje de Cristo, la pandemia del coronavirus se lo impidió.
Explicó que el Viacrucis requiere de organización, estrategia y que el hombre que personificará a Jesús debe estar involucrado en la palabra de Dios, y contar con todos los sacramentos que marca la iglesia católica.
“Me preparé físicamente con buena alimentación, en lo espiritual venimos a misa todos los domingos, me confieso, estoy casado por la iglesia; pero hay que prepararse porque la cruz pesa entre 40 y 50 kilogramos” expuso.
En cuanto al vestuario que ocupan las 60 personas participantes en el viacrucis, Carlos Parrazal informó que al finalizar la procesión la iglesia de la Asunción solicita una cooperación y con eso pagan las telas, la costura y confección, y los cascos de los soldados romanos.
El viacrucis comenzó a las 08:30 horas en la parroquia de La Asunción y finalizó a las 11:00 horas en el lugar conocido cómo los tanques de agua o las Tres Cruces, y como asistentes participaron alrededor de 500 personas.
“Representar a Jesús es tener fuerza espiritual, no sólo es aprender los diálogos, es vivir la pasión de Cristo; él cargó con todos los pecados del pueblo, se necesita mucha fuerza espiritual” indicó el profesor que representó a Jesús.
Carlos Parrazal consideró que podría escenificar de nuevo a Jesús, pese que su preparación espiritual le permitió sentir “una millonésima” parte del dolor que le provocaron los pecados del pueblo.