Xalapa, Ver.- (AVC/Verónica Huerta) Con dos quimioterapias más que reciba, Sheyla logrará la victoria sobre el cáncer de seno que pudo detectar a tiempo, antes de que avanzara a la etapa cinco y fuera irreversible.

Sheyla se puso valiente, pidió ayuda e ingresó a tratamiento en el Centro Estatal de Cancerología (Cecan) “Doctor Miguel Dorantes Meza”.

Ahora la batalla es por conseguir una quimioterapia que tiene un costo de 26 mil pesos.

La mujer de 48 años puntualiza que la atención de los médicos oncólogos, del personal del Cecan es mejor, pero a veces de nada sirve cuando no hay medicamentos, por eso entiende la desesperación de los padres y madres de niños y niñas con cáncer.

“La atención ha sido la mejor, si me han dado medicamento, a mi me funcionó y el tumor está desapareciendo, pero si no lo hay, se puede revertir el proceso, los médicos son muy bueno, si se batalla con el medicamento, pero cuando veo a los papás de los niños y veo a los niños con cáncer es pesado, muy pesado, muy difícil, los veo y dices: Esto mal, pero hay otros mal” expresó.

Cuando no hay medicamento, acude a la Asociación Civil Prosalud, “dijeron que me lo darían hoy, si una persona no la ocupa, me la darán a mi, cuesta 26 mil pesos, es una quimio que la ponen en la pierna, si no me la da la Asociación o el hospital no la tendría, es imposible comprarla, no tengo dinero, llevó más de año y medio que no trabajo” finalizó Sheyla originaria de Poza Rica, municipio al norte de Veracruz.

En los últimos cuatro meses, Sheyla ha viajado a Xalapa cada semana o por mes, y lo hace acompañada por su hija de 14 años, y su otro hijo se queda en Poza Rica.

Al igual que los padres y madres de familia que se manifestaron este miércoles por la falta de medicamentos para menores de edad con cáncer, Sheyla y otras mujeres de edad adulta con cáncer de seno, matriz, ovarios, estómago, pulmón, y leucemia también padecen la crisis de las quimioterapias.

Hay que revisarse, así detecte una bolita

Ahora hace un exhorto a las mujeres a revisarse los senos de manera constante, de hacerse el papanicolau para que puedan detectar a tiempo cualquier “bolita que no es normal” en su cuerpo.

Ella se revisaba los senos, las costillas y el cuello cada mes, y eso le ayudó a detectar una bola de aspecto duro, que más tarde al acudir con un médico particular confirmó que su cuerpo había desarrollado cáncer en etapa 4, y tenía un linfoma con un diámetro de 12 centímetros, con ganglios en la axila y la costilla

“Me sentí una bolita, una bolita, y pensé es hormonal, pero en febrero fui a retirar un implante, y la doctora me revisó, me hizo los estudios, me apoyaron para ingresar al Cecan. La atención de los oncólogos, del personal del hospital es excelente, mi cáncer disminuyó desde la segunda quimio, pero los medicamentos son muy caros.