Veracruz, Ver- (AVC/José Juan García) La organización Data Cívica concluyó que el proceso electoral local Veracruz 2025 resultó más violento que los comicios municipales que se celebraron en el 2021, ya que dejó un saldo de tres candidatos asesinados, 16 aspirantes atacados y 28 víctimas, incluidos militantes, funcionarios y familiares.

De acuerdo con el estudio “Veracruz y Durango. Datos para entender la violencia político-criminal a nivel municipal”, publicado por Data Cívica, la violencia política en el estado de Veracruz no es un fenómeno nuevo, ya que la entidad ocupa el tercer lugar nacional con más casos de esa naturaleza desde el 2018.

Incluso, la investigación revela que Veracruz registra al menos un ataque de violencia político-criminal en casi todos los meses desde el 2018, ya sea contra personas vinculadas al ámbito político o contra funcionarios de seguridad atacados fuera de combate.

“Durante el proceso electoral de 2025 en Veracruz, registramos 32 eventos de violencia político-criminal. En 17 de estos casos (53.1%) fueron precandidatas o candidatas, presuntamente atacadas por grupos del crimen organizado. De ellas, tres fueron asesinadas; dos más fueron secuestradas y posteriormente liberadas; otras dos sobrevivieron a ataques armados, y al menos diez recibieron amenazas que las obligaron a abandonar la contienda electoral.”

Según el estudio, mayo del 2025 resultó por mucho el mes con más violencia en contra de actores políticos por parte de grupos armados desde el 2018 con 14 ataques.

Los municipios que concentran a las víctimas de violencia política son: Poza Rica, Tecolutla, Pánico, Tihuatlán, Coxquihui, Córdoba, Yanga, Rafael delgado, Ixtaczoquitlán, Amatlán de los Reyes, Acayucan, Texistepec, San Juan Evangelista y Soconusco.

“La violencia extrema contra actores políticos es solo la cara más visible de la búsqueda del crimen organizado por influir en las decisiones políticas. Las razones de esos asesinatos no han sido completamente esclarecidas, algunos pueden estar relacionados con tensiones directas entre candidaturas y grupos criminales; en otros casos, las y los aspirantes han sido señalados por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. También cabe la posibilidad de que algunos de estos crímenes obedezcan a pactos rotos, en contextos marcados por la colusión y la coerción entre candidaturas y el crimen organizado.”