Hora cero
Nuevos partidos, viejos intentos
Luis Alberto Romero
Un total de 11 asociaciones políticas estatales buscan transformarse en partidos locales rumbo a las elecciones intermedias de 2027. Detrás de estas nuevas siglas están, en su mayoría, los mismos actores de siempre: figuras recicladas del ámbito político local que, pese a fracasos anteriores, vuelven a intentar colarse en el escenario electoral.
Para obtener su registro, deberán cumplir con los requisitos que marca la ley: celebrar al menos 20 asambleas distritales o 141 municipales, además de recolectar el respaldo de al menos el 0.26 por ciento del padrón electoral estatal. Sobre el papel, nada parece fuera del alcance.
Todo indica que la mayoría optará por las asambleas distritales, menos complicadas que organizar encuentros en un tercio de los municipios veracruzanos.
Pero el verdadero reto no está en cumplir los requisitos, sino en consolidarse como opciones viables ante el electorado. Hasta ahora, no existe antecedente de éxito en este terreno. Por el contrario, la historia reciente ha demostrado que los partidos políticos locales en Veracruz tienen una vida breve, que rara vez supera dos o tres procesos electorales.
Un ejemplo fue el proceso electoral de 2020-2021, cuando el OPLE otorgó registro a cuatro nuevos partidos estatales: Podemos, Todos por Veracruz, Unidad Ciudadana y Cardenista. Una vez constituidos, accedieron a financiamiento público: más de 6.6 millones de pesos para actividades ordinarias, 250 mil para actividades específicas y casi 9 millones para campañas electorales. Sin embargo, fueron barridos en las urnas. El único que estuvo cerca de conservar el registro fue Podemos, encabezado por Francisco Garrido y Gonzalo Morgado, que en la elección municipal se quedó a menos de cinco décimas del porcentaje requerido, lo que equivalía a unos 15 mil votos.
Los demás no ofrecieron mejores resultados. Todos por Veracruz obtuvo menos del 2 por ciento en la elección de diputados y 2.19 por ciento en las municipales; Unidad Ciudadana, liderado por Cinthya Lobato, apenas sumó 1.45 por ciento para diputados y 2.04 por ciento en las municipales; y El Partido Cardenista terminó en el sótano, con el 1 por ciento de la votación.
Todos perdieron el registro; y lo mismo ocurrió con tres partidos nacionales que también se quedaron cortos: Encuentro Social, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México. El mapa político estatal volvió a concentrarse en los partidos tradicionales y en algunas expresiones nacionales con mayor estructura.
Este año, sin embargo, varias de esas figuras políticas buscan regresar. De acuerdo con los trámites iniciados ante el OPLE, 11 asociaciones están en proceso de cumplir los requisitos para convertirse en partidos locales. Su objetivo es acceder a las prerrogativas y participar no solo en las elecciones de 2027, sino también en las municipales de 2029 y en la sucesión del Poder Ejecutivo en 2030.
Entre estas nuevas organizaciones están Esperanza Veracruzana, Gente Nueva Ciudadana, Movimiento Laboralista Veracruz, Moci Justicia, Verdad y Libertad, Bienestar y Justicia Social, Asociación Veracruzana Antipopulista, Pueblo en Equipo por Veracruz, Súmate, somos Veracruz, Alianza Local por Veracruz, Organización Nacional y Estatal, y Cruzada Ciudadana Alterna. Algunas de ellas nacen con nombres llamativos, pero en muchos casos con estructuras frágiles y liderazgos poco renovados.
La ley les exige cumplir ciertos pasos este año, pero la verdadera prueba no será administrativa, sino política. Porque en Veracruz, fundar un partido parece fácil. Lo difícil, hasta ahora imposible, ha sido mantenerlo con vida.
@luisromero85 |