Arzobispo pide no criminalizar a sacerdotes asesinados
Veronica Huerta /AVC Noticias.
2018-04-22.- En 6 años han asesinado a 25 sacerdotes en México * El arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, recordó que hubo 3 muertes en la Diócesis de Tuxpan en el 2013 y dos en Poza Rica en 2016.
Xalapa, Ver.- (AVC/Verónica Huerta) Tras el reciente asesinato de tres sacerdotes, uno en Jalisco, otro en Puebla que estaba desaparecido desde el 15 de abril y encontrado sin vida, y uno más en el Estado de México, el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, comentó que a veces cuando ocurren estos hechos, los medios de comunicación o las autoridades inmediatamente criminalizan a la víctima, cuando no siempre es así.
Al ofrecer la homilía de cada domingo en la catedral metropolitana, Reyes Larios refirió que dos sacerdotes fueron asesinados en Jalisco y otro en el Estado de México, por lo que son 25 hombres al servicio de la iglesia católica que les fue arrebatada la vida en los últimos seis años.
El Arzobispo enfatizó que de estos 25 sacerdotes asesinados, seis casos ocurrieron en Veracruz.
En esta semana encontramos la terrible noticia de la muerte de tres sacerdotes, dos de ellos fueron asesinados, uno en su propia iglesia, el otro entrando a su iglesia. Y con ello ya van como cerca de 25 en estos últimos seis años. Aquí en Veracruz hemos tenido tres en la Diócesis de Tuxpan en el 2013 y en 2016 tuvimos dos en Poza Rica, ósea que hemos tenido ya, seis en nuestro estado, además de otros afirmó.
Al continuar la homilía, el arzobispo recordó que se le llama mártir a aquella persona que entrega la vida y la da por la Fe, y citó como ejemplo el caso de Ángel Darío, quien llevaba apenas tres meses como sacerdote, tenía 23 años y lo asesinaron en la catedral de Veracruz, cuando eran tiempos del ahora Santo, Rafael Guizar y Valencia,
Lo asesinaron por la espalda, después de haber bautizar a unos niños porque iban a cerrar las iglesias al culto oficial, expuso.
Explicó que no todo sacerdote asesinado se le puede llamar mártir, porque primero deben conocerse las causas por los que fueron asesinados, sin embargo, los medios y autoridades, sin antes tener las investigaciones criminalizan a la víctima.
A veces los medios o las autoridades inmediatamente criminalizan a quien es asesinado, no siempre es así, muchas veces son personas auténticas que han luchado, que han sacado la cara por los migrantes, por otro tipo de personas y desde luego que eso provoca el enojo, la ira y a veces hasta la agresión de otros grupos, y esas son las cosas que tenemos, afirmó el arzobispo.
Cabe recordar que en noviembre del año 2013, en el municipio de Ixhuatlán de Madero, los sacerdotes pertenecientes a la Diócesis de Tuxpan, Hipólito Villalobos Lima y Nicolás de la Cruz Martínez fueron asesinados al interior de la iglesia.
El entonces procurador general de Justicia del Estado, Felipe Amadeo Flores Espinosa dijo que uno fue asesinado con arma blanca y el otro por asfixia.
En septiembre del año 2016, en Poza Rica fueron asesinados los sacerdotes, Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz, en ese tiempo el entonces ex fiscal general del estado, Luis Ángel Bravo Contreras, en menos de 24 horas tras haber ocurrido el hecho, señaló que las víctimas conocían, convivían y habían consumido bebidas embriagantes con sus agresores.
En la reciente semana fue asesinado el joven sacerdote Juan Miguel Contreras García, vicario parroquial del templo San Pío de Pietrelcina en Tlajomulco, Arquidiócesis de Guadalajara; y el padre Rubén Alcántara Díaz, de la diócesis de Cuautitlán Izcalli en el estado de México.
Y también fue encontrado muerto, el padre Lucino Flores Sánchez, de 67 años, perteneciente a la Arquidiócesis de Puebla, tras haber sido reportado como desaparecido desde el pasado 15 de abril.
Al respecto la Conferencia del Episcopado Mexicano, (CEM), emitió un comunicado en el que señala: Hacemos un llamado urgente para construir una cultura de paz y reconciliación. Estos lamentables acontecimientos nos llaman a todos a una conversión mucho más profunda y sincera. Es tiempo de mirar con honestidad nuestra cultura y sociedad para preguntarnos por qué hemos perdido el respeto a la vida y lo sagrado.
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