Oposición:
partidocracia, indiferencia y frustración
Por: Efraín Quiñonez León
17/06/25
Tiro Libre
De modo algo contradictorio, tanto quienes son partidarios del régimen de la 4T, como quienes con críticos de esta, algunos tienden a coincidir en que no hay oposición. El ex-presidente López Obrador insistía que la oposición estaba moralmente derrotada. Resulta algo complicado saber a qué se refieren cuando invocan a la oposición, pero podríamos sostener como hipótesis de trabajo que mientras unos y otros la mencionan, quizás piensen en los partidos políticos que no solamente critican al gobierno actual sino que, además, promueven causas contrarias al actual régimen.
Semejante forma de pensamiento no es solamente esquemática sino, también, simplifica la realidad. Para fortuna de la gran mayoría de la población, la oposición no se acaba, ni se condensa, en las opciones partidistas disponibles en el mercado de la representación política en México. Con otras palabras, es verdad que una forma de expresión -progresista o conservadora- de la oposición cobra relevancia por medio de las organizaciones políticas existentes a través de las cuales la ciudadanía eventualmente manifiesta sus demandas e inquietudes a los actores políticos, pero igualmente pueden recibirse señales de descontento desde la propia sociedad civil, es decir, aquellos modos no partidistas en que las personas muestran sus inquietudes o problemas. Solamente así es que podemos encontrar lógica a los resultados electorales expresados en las urnas en los recientes comicios llevados a cabo en Veracruz. Pero hay un complejo entramado entre las iniciativas que emergen de la sociedad y las oportunidades y limites que ofrecen las disputas al interior de la clase política.
Las elecciones locales en Veracruz deben leerse desde al menos tres lógicas para apreciar de la mejor forma lo que aconteció. Una primera razón es que al interior mismo de la 4T existieron diferencias que condujeron no solamente a la abierta división sino, también, a operar electoralmente en contra de la propia coalición gobernante (incluso, esto mismo ha sido confirmado por los propios actores políticos del régimen) . Una segunda lógica es que, dado el descontento al interior mismo del régimen, los partidos opositores abrieron sus puertas para los descontentos. Una tercera razón es que la ciudadanía inconforme con los gobiernos previos por los malos o pésimos resultados, como ocurre a menudo en las elecciones municipales, decide optar por algo distinto cambiando sus preferencias por otros liderazgos y/o agrupaciones políticas. Toda esta maquinaria de producción de sufragios orientados a las disputas por el poder no podría tener éxito sin la capacidad de recursos que, a su vez, permiten la movilización del electorado en cierta dirección. Aunque no todos los ciudadanos pueden ser convocados bajo esta lógica, no es menos cierto que la capacidad de movilización y recursos disponibles contribuyen a la conquista del poder o sus fragmentos (pelear por regidurías, por ejemplo).
En las recientes elecciones municipales en Veracruz la oposición capitalizó el descontento con el régimen de la 4T a través de la división interna, la designación arbitraria de candidatos y el crecimiento artificial de algunas organizaciones políticas y/o líderes locales que, al final, resultaron beneficiarios de semejantes contradicciones.
En efecto, el Partido del Trabajo, otrora integrante de la coalición gobernante, decidió apartarse de Morena y el Partido Verde en las pasadas elecciones para presidentes municipales. Si bien su estrategia obedece al clima de confrontación, diferencias ideológicos y compromisos no cumplidos, que sobre todo se han manifestado en las cúpulas de estas organizaciones políticas, no es menos cierto que esto afectó a la alianza a nivel local. Por eso es que el PT decidió ir con candidatos propios en los 212 municipios, sin tener realmente una estructura organizativa que permita competir ni siquiera en un tercio del total de localidades en disputa. No obstante ello, cabe reconocer que su estrategia le funcionó, pues de solamente ganar 6 municipios en el proceso electoral de 2022; en las elecciones de este año ganó en casi 30 (28). Es decir, la cantidad de ayuntamientos en los que gobernará un candidato del PT se multiplicó casi por 5, con relación a lo obtenido en 2022.
Sin duda, otro de los partidos beneficiados del entorno de confrontación interna en la coalición gobernantes es Movimiento Ciudadano. En las elecciones de 2022, por ejemplo, apenas alcanzó la victoria en 18 municipios, pero en la presente elección más que duplicó sus triunfos, ya que resultó ganador en 41 alcaldías. Sin embargo, aún se pelea en las instancias electorales sus triunfos en localidades importantes como Poza Rica y Papantla. En función de la votación emitida a favor de MC se observa que, mientras en 2022 se contabilizan 281,469 sufragios a su favor; en la contienda de 2025 obtuvo poco menos de 600 mil votos (582,995). De facto, esto lo convierte en la segunda fuerza política del espectro político de Veracruz; situación que ya le venía disputando al PAN en los procesos electorales previos.
Por otra parte, en el PAN, tampoco se puede decir que las cosas fueron malas. Si se observan los resultados tanto en términos de votos, como en la cantidad de municipios donde se alzó con el triunfo, no se puede decir que le fue mal sino al contrario. Es verdad que perdió la joya de la corona, el Puerto de Veracruz, pero retuvo Boca del Río, por ejemplo. Si bien en las elecciones del 2022, el PAN fue en alianza con el PRI y el PRD, con candidatos propios obtuvo triunfos en tan sólo en 13 municipios; mientras que en este año obtuvo la victoria en 34 ayuntamientos. En términos de sufragios, el PAN consiguió un total de 240,312 y en las elecciones del 1º de junio de este año la nada despreciable cantidad de 405,306 votos para su causa. En ese sentido, el PAN no solamente detuvo la caída que venía observando al menos desde 2018 sino que, además, pudo incrementar su número total de votos; lo que le asegura volver a gobernar en más del doble de los ayuntamientos que tenía en 2022. Con lo cual se confirma que sus alianzas con el PRI y los restos del PRD ha llegado a su límite, pues más que aportarle sin duda le restan presencia.
El Partido Verde, por otra parte, aunque se mantuvo aliado a Morena, también optó por candidatos propios en algunos municipios. Sin embargo, su situación no cambió significativamente, pues de gobernar en 13 municipios, ahora gobernará en solamente 10. En términos de votos, en las elecciones de 2022 obtuvo poco menos de 110 mil votos (107,048); mientras que en 2025 cuenta con un total de 237,310 sufragios para su causa. Aquí se presenta una situación paradójica, pues en 2022 obtuvo 137,000 votos menos y gobernó en 13 municipios; pero en 2025 tiene más sufragios a su favor, pero gobernará en tres municipios menos.
El PRI, cada vez más dismunuido, carente de liderazgos nuevos, desacreditado como franquicia para la conquista del poder y alejado de la fuente casi inagotable de los recursos a través de los cuales podía comprar voluntades, se tuvo que conformar con la conquista de 23 municipios en la presente contienda electoral, cuando en 2022 alcanzó casi la misma cantidad con candidatos propios (22 ayuntamientos ganados). Es decir, en términos de municipios ganados y que gobernará con candidatos propios, prácticamente se queda con la misma cantidad que hace cuatro años. Ahora bien, pese a esa circunstancia, el PRI logró incrementar en poco más del doble su caudal de votos, pues en 2022 tuvo 162,820; mientras que en este año alcanzó los 332,258 votos.
Mientras algunos analistas discuten sobre la presencia y las tomas de postura de la oposición frente a los problemas nacionales; donde no observan qué es lo que ofrecen a la ciudadanía descontenta; lo que resulta claro es que existe un voto opositor como se evidencia con los resultados obtenidos en la presente coyuntura electoral en Veracruz. Ciertos analistas cometen el error de pensar en la oposición como si esta la colmaran solamentemente los partidos; cuando es claro que existe una ciudadanía que valora pragmáticamente el sufragio, de manera tal que puede otorgar premios o castigos dependiendo de lo bien o mal que un gobierno haya atendido sus necesidades o demandas más sentidas. También, parecen desconocer que las escalas de análisis nos pueden dar lecturas deformadas de la realidad. Las elecciones municipales en Veracruz demuestran que, en coyunturas específicas como las esgrimidas al inicio, liberan de compromisos el ambiente político para impulsar candidaturas a través de las cuales se le pueden disputar espacios al oficialismo. |